Fuí la noche...

Fuí la noche en la que vos fuiste la tormenta. Fuí la noche en la que vos, sol mío, me amenazabas. Fuí la noche en que tu alcohol traicionero no me embriagó. Fuí la noche en que vos paseabas por la otra mitad del mundo. Fuí la noche en que mis estrellas a tu sonrisa no alumbraron. Fuí la noche en que mi pureza no penetró el resplandor de tu alma. Fuí la noche en que la locura invadió el espacio y mi mente torció. Fuí la noche en que el deseo me contagió con tu recuerdo.

Atónito de un mundo tan familiar y propio..

Mírenlos, mírenme

construyendo esta fábrica radioactiva.
No sé a quien se le pudo ocurrir,
un mundo frenético degradador de valor.
Seguro a la mañana desesperados por relojes correrán,
infinitamente prendida la ciudad por el alumbrar
mientras el arrabal rebalsa de oscuridad abismal.
El amor nace, muere y se hace pesado,
cuando vos intrigas mi mente,
en un inútil intento de vivir sueños de tv...

tu infierno

Tu infierno esta encantador… el tuyo también… y el tuyo tambíen. Solo uno fue desagradable y doloroso. El que cuando un recuerdo me alcanza, logra robar el sentido del presente y del futuro. Es el infierno de volver a abrir una herida, recordar un fracaso. Todo me lo recuerda, me recuerda lo que pude haber hecho, lo que no hice y lo que hice (mal, por supuesto). Cada gusto que engendró en mí, el cambio mental que provocó en mí, es el recuerdo que me azota eternamente sin descanso. Y... es así… todos tenemos alguna condena… Todos.