viernes, 29 de mayo de 2009

De vuelta por estos aires,

Y sin saber porque, deje a Jumadan de lado por un tiempo, creo que fue por el solo hecho de que las cosas del mundo real me distraían un poco. Esto de no hacer mucho por un tiempo y tener quien te mantenga se hace lindo y como frente a una sociedad, con noches que vivir, amigos con quienes reír, y mujeres con quien charlar y demás. Pero ahora, que todo vuelve a ser como esos tiempos en que tanto necesitaba a Jumadan, vuelvo a el, con cierta melancolía y culpa, melancolía por los recuerdos que tengo al mirar las montañas, el día que la escale, y comprendí que el árbol me había mentido al decir que había una casa, y que solo era una luz la cual me daba algo en que pensar, y que en realidad yo controlaba a Jumadan. No se si el Árbol lo abra dicho porque tenia miedo de que yo, con tanto poder, pudiera hacer mal o destruir todo lo hermoso de ese mundo, pero al bajar, el comprendió de que no era así como yo pensaba, sino que quería y necesitaba tanto a Jumadan como una persona necesita de otra persona.

Al volver, con un poco de culpa no supe con que me podría llegar a encontrar, como podría estar todo, COMO podría estar el volcán!!! Imagínense tanto tiempo sin ser limpiado. O peor, imagínense si esas personas que había encontrado tiempo atrás se habían apoderado de la superficie. Creo que indirectamente deje por tanto tiempo a jumadan por culpa de ellos, no sabia muy bien que hacer. Debo reconocer que pensé en encerrarlos y que no puedan salir nunca mas, pero, muy vivazmente pensé en que en Jumadan todo era lo que yo había creado, o por consecuencia mi inconciente, así que estaría matando pensamientos míos, lo cual no es muy racional para el ser humano. Pero lamentablemente me di cuenta de eso unas semanas mas tarde luego de abandonar Jumadan, quiero aclarar que nunca abandone de por vida a Jumadan, siempre fue, abandono parcial, solo volver al mundo real y luego volver, a veces o depende de cómo estén las cosas, era lo que tardaba en volver.

Lo extraño es que cuando llegue a jumadan, estaba todo como si fuera una tarde de domingo, estaba todo muy tranquilo, el lago no tenía ni una sola onda, el agua clara que podía ver el fondo. Al ir a casa salude al Árbol con mucho cariño, abrase su tronco, y sentí que sus ramas se doblaban y me abrasaban también. Al entrar en casa, con miedo fui a ver si la gente de abajo había subido, pero por suerte no, y tranquilo pensé que la superficie de Jumadan era mía. Al saber eso, salí con un irlandés fuerte al frente de mi casa, y me senté tranquilo junto al Árbol, a contemplar el hermoso paisaje que me regalaba el lago con las montañas y el sol escondido entre las nubes. Luego de un suspiro, me dedique a contarle un poco lo que había sucedido en el mundo real, los pocos problemas, las locas aventuras, las noches sin día, mi querido romA. En fin, tuvimos una larga charla de cosas inconcebibles para la existencia humana, hasta que se me ocurrió decirle que el me cuente como había sido Jumadan sin mi.
Y el me contó...

jueves, 28 de mayo de 2009

El reencuentro del ser mismo.

Me vine así nomás, con el corazón queriendo saltar a través de la garganta. Nunca entendí por qué fue tan repentino, pero no se trataba de una historia de amor esta vez, ha ha, no. Es la metamorfosis de un pichichu que desobedece a su amo de vez en cuando, que sintiendo que sin irse del camino que sabe que debe seguir, rompe las reglas más populares y básicas que hay que romper. Sólo para caber (¿o caer?) dentro del status de la “normalidad”. Este individuo tiene otro compinche que siempre le cuestiona todo lo que hace y lo ve frunciendo los seños y mirandolo con el mentón elevado y ojos para abajo. Pero al final siempre lo entiende y lo acepta tal como és.

Un día estuvo al borde del límite de lo que sabe que puede abordar, y fue así que él, desafió lo imposible (o por lo menos eso tuvo entendido) y simplemente midio mal la jugada con sus dedos. Se le fue de las manos todo y como no lo pudo controlar, solo le quedo una sola opcion: ser controlado. Fue así cuando su fiel amigo lo rescato de esa nulidad, quién inteligentemente pidió solo una cosa a cambio: ser obedecido. Así, fue cuando yo, coco, me lu cruzé cuando se lo llevaban vendado en la camilla rumbo a un lugar de sanación espiritual y me susurró: “No quieras pasarte de vivo, la vida es corta pero de cristal”. Y por alguna razón, yo empezé a obedecer a mis compinches.